Después de quedarnos una rato charlando y de pagar, nos quedamos fuera en el parking. Cristian propone ir a un garito que conoce. No me apetecía nada salir esta noche, mi plan era estar tranquilos y relajados en alguna terraza tomándonos unas cervezas o algo así. Lo propongo pero todos están de acuerdo en que prefieren "salir, bailar, emborracharse y aprovechar las últimas noches del verano". Miro a Diego. Se acerca y me besa.
- Si quieres, podemos ir a casa, mis padres cenan fuera - me ofrece revolviéndose el pelo.
- ¿Seguro? No quiero que no salgas porque a mi no me apetezca. - no quería joderle el plan, de verdad que no, aunque dentro de mí estaba deseando que dijera que no le importaba y poder irnos. Me apetecía mucho estar con él.
- Claro tonta, venga vamos. - sonrío tontamente y cojo su mano. Que me llame tonta o cosas por el estilo es algo que me gusta, mucho más que cariño o rollos de esos; las parejas así me recuerdan a como mis padres o a mis abuelos me llaman.
Nos despedimos del resto. Carlo me susurra que use protección y yo me río y la empujo cariñosamente. Ella, es la única entre las cuatro que no es virgen y siempre bromea diciendo ese tipo de cosas. Me pongo el casco y Diego me lo ata, se lo agradezco con un beso y conduce su moto hasta su casa. He estado mil veces allí, pero esta vez era diferente.
Al abrir la puerta su perro Otto nos viene a saludar. Está un poco mayor pero sigue siendo igual de juguetón que el primer día. Diego le pone agua en su cuenco y me da un vaso de agua a mí.
- Gracias - le digo, y me bebo el vaso de un trago.
A una velocidad que no me esperaba, me agarra de la muñeca y tira de mí hacia él. Mi pulso se acelera al tenerle a apenas un par de centímetros. Nos miramos y chocamos nuestros labios. Desliza las manos desde mi cabeza a mi cintura, y me levanta sobre la isla de la cocina. Separo las piernas para él, y se coloca entre ellas sin despegar su boca de la mía. La temperatura comienza a subir. Mis dientes rozan su labio inferior lo que acelera su respiración y seguidamente la mía. Entonces, el sonido de las llaves abriendo la puerta acaban con la magia. Nos separamos rápidamente justo cuando Carmen, la madre de Diego entra por la puerta de la cocina.
- ¡Hola cariño! ¡No te esperaba tan pronto! - dice sorprendida - Marta cielo, no sabía que venías Diego no me ha dicho nada. ¿Han venido los demás? - pregunta Carmen a la vez que nos saluda primero a su hijo y luego a mí.
- No mamá, solo estamos nosotros - contesta Diego - ¿Y papá? ¿No salíais a cenar?
- Sí hijo, pero tu padre se encontraba fatal y hemos tenido que volver; está aparcando.
Su madre nos ofrece comida pero no nos apetece, hemos cenado suficiente. Subimos a la habitación de Diego y sus padres se quedan en el salón. Cierra la puerta y nos empezamos a reír. Si nos hubiera pillado su madre de esa manera no podría mirarla a la cara. Madre mía.
- Lo siento, en serio - se disculpa abrazándome
- ¿Pero porqué tonto? Si no ha sido culpa tuya.
Yo no iba con intenciones de hacer nada, simplemente me dejaba llevar. Lo tendremos que dejar para otro día, me digo para mí misma, y supongo que Diego está pensando lo mismo. Nos besamos y nos sentamos en su cama. Pusimos los cojines en modo respaldo y nos acomodamos para ver una peli. No prestamos mucha atención a la película, sino a darnos besos y caricias; es mas cuando terminó nosotros seguimos a lo nuestro. Mis manos estaban por dentro de su camiseta mientras el me acariciaba la espalda. De repente, recibí varios mensajes. Eran de Laura. Me decía que teníamos que hablar con muchos signos de exclamación que mañana me contaría. Me dejó bastante intrigada la verdad. ¿Qué sería? Al haber cogido mi móvil me di cuenta de que debería irme a casa.
Era lo que menos me apetecía, pero peor sería una bronca de mis padres; y más aún si mi padre se entera que estaba en casa de Diego. Vale que saben perfectamente quien es, pero no les he contado que estamos juntos y él a sus padres tampoco. Acabamos de empezar y a pesar de que las presentaciones ya están echas no queremos tener preguntas incómodas. Aunque pensándolo bien, digo yo que Carmen se habrá imaginado algo así que no es de esperar que le comente algo a mamá.
Me despido de Carmen y Antonio y les doy las gracias como siempre hago. Le doy un besito a Otto y Diego me acerca a casa.
- Gracias por traerme.
- De nada boba - dice sonriendo - ¿Quedamos mañana a comer?
- Mmm no sé.. me lo tendría que pensar... - contesto devolviéndole la sonrisa
- Te recojo a las dos.
Nos besamos y entro a casa. Las luces están apagadas así que enciendo la linterna del móvil y subo las escaleras. Cierro la puerta de mi habitación y me quito las sandalias. Me tumbo en la cama y veo que Laura me ha respondido. Sigue despierta así que decido llamarla.
- ¿Sí? - oigo al otro lado de la línea.
- ¡Tía! ¿Qué ha pasado? Acabo de llegar a casa y me llevo haciendo películas desde que me has dicho que me tenías que contar algo!
- Martita, no te lo vas a creer, pero...
- ¿Pero qué?!